Todo nuestro sistema nervioso central (cerebro y médula espinal) se encuentra recubierto por 3 capas de membranas llamadas meninges. Estas meninges se encargan de proporcionar a nuestro sistema nervioso central (SNC) protección y nutrición además de ser el lugar donde está alojado y por donde circula el líquido cefalorraquídeo (LCR). Este líquido brinda resistencia y amortiguación ante traumatismos a nuestro SNC y proporciona a las neuronas las sustancias necesarias para que puedan conducir el impulso nervioso de manera más efectiva.
Las 3 capas de meninges son
- Duramadre (La más externa) - Aracnoides - Piamadre
Entre estas capas existen dos espacios, el subdural (entre duramadre y aracnoides) y el espacio subaracnoideo (entre aracnoides y piamadre). En ambos espacios es donde se encuentra y circula el líquido cefalorraquídeo.
Además de estos dos espacios principales, también poseemos uno más conocido por la anestesia utilizada en el parto y otras intervenciones quirúrgicas de cintura para abajo. Es el espacio epidural, que se encuentra justo antes de llegar a la duramadre. Es en este espacio, entre la 3º vértebra lumbar (L3) y la 4º vértebra lumbar (L4), donde se inyecta la anestesia epidural provocando la anestesia de las raíces nerviosas que inervan la zona pélvica y los miembros inferiores.
Hablamos de un espacio de dimensiones muy pequeñas que requiere precisión para que la anestesia tenga el efecto deseado. Si al aplicar la anestesia se sobrepasa el espacio epidural llegando a pinchar la duramadre, se ocasiona una lesión en la propia duramadre y la salida del líquido cefalorraquídeo por ese agujerito-lesión que se ha provocado.
Esa pérdida de LCR aumenta cuando hay presión sobre la zona, como sucede simplemente con estar de pie, y es la que provoca cefaleas y rigidez nucal.
¿Qué podemos hacer para una buena recuperación?
La primera recomendación es reposo absoluto, mínimo 3 días, para que el agujero que se ha ocasionado en la duramadre se cierre y deje de salir LCR por él.
Este cierre del agujero deja una cicatriz en la duramadre ocasionando restricciones de movilidad en la médula y, por consiguiente, en la columna vertebral a diferentes alturas. Es decir, imagina que llevas una camiseta y tiro de ella por la parte inferior, notas tirantez en esa parte, pero también en la zona de los hombros. Pues lo mismo pasa con las meninges, la cicatriz se forma en la zona baja de la duramadre, pero crea tensiones y restricciones a lo largo de todo el recorrido de ésta.
Por lo tanto, tras estar en reposo absoluto, la segunda recomendación es tratar la zona para liberar las tensiones y el mayor grado de restricciones, tanto en la zona lumbar como a lo largo de todo el sistema nervioso central.
¿Y cómo se puede tratar?
Afortunadamente la Fisioterapia y la Osteopatía cuentan con técnicas como la osteopatía craneal y la terapia cráneo-sacro, técnicas indoloras y seguras que ayudan a la mejora de las dolencias y molestias como estas.
En la Clínica Nerea Alonso somos especialistas en ambas técnicas y contamos con amplia experiencia en su utilización para estas dolencias.
Si necesitas más información no dudes en consultarnos.
Nerea Alonso Sánchez, fisioterapeuta y osteópata.
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